¿Deberíamos establecer una nueva regla de vida desde esta noche: siempre tratar de ser un poco más amables de lo necesario?”
(J. M. Barrie, “The Little White Bird”, 1902)
La ética en el ámbito académico es un aspecto fundamental que guía la conducta de quienes participan en la vida universitaria. Tanto las personas que recién inician su formación en los niveles medio superior y superior, como aquellas con una trayectoria consolidada en investigación y docencia, todas están llamadas a seguir ciertos principios que aseguren la integridad, la honestidad y el respeto en todas sus acciones, en palabras del escritor de cuentos infantiles J. M. Barrie, consiste en “tratar de ser un poco más amables de lo necesario” cuando se realizan labores académicas.
Estos principios no solo orientan las interacciones entre los miembros de la comunidad académica, también guían la manera en que éstos se relacionan con otros sujetos que no forman parte del ámbito universitario, pero que participan en investigaciones, prácticas de campo e intervenciones comunitarias.
En el contexto actual, en el que las plataformas digitales basadas en inteligencia artificial generativa (IA) han sido ofertadas para su uso masivo en la ejecución de infinidad de tareas como el análisis de datos, la búsqueda de referencias, la clasificación de documentos, la creación de contenidos, entre muchos otros, es indispensable adaptar los principios de la ética académica a nuestras coordenadas contextuales de tiempo (año 2024) y espacio (universidades mexicanas).
Este texto es un intento por adaptar dichos principios para el ámbito específico de las ciencias sociales desde la universidad pública. Se centra en el uso –no en el desarrollo– de herramientas basadas en IA para llevar a cabo tareas dentro de dos principales áreas; las interacciones cotidianas dentro del campus (vida académica); y los procesos de investigación social.